jueves, 25 de junio de 2009

Ahora tu prometes sueños a otras y yo sigo esperando tus promesas rotas

No quiero sueños ni tampoco promesas, ¿para qué? si luego todas se convierten en arena seca, en polvo de noches eternas y días demasiado largos oleando en la marea. No quiero ni siquiera tus promesas, tan efímeras como las sinceras palabras o la alegría, como la vida o la muerte; tan inútiles como las caricias sin amor, que no engordan, pero tampoco adelgazan. Así fueron tus grandes promesas: llevarme a Plutón; traerme todas las estrellas, las grandes, las pequeñas, las más débiles, las más etéreas; tocar el cielo con las yemas de los dedos; tener un palacio en la cima de las nubes más blandas y blancas que jamás fueron creadas. Pero sobretodo, juraste AMARME PARA SIEMPRE Y COMO NUNCA NADIE LO HIZO.
Pero la vida cambió. Ahora tu prometes sueños a otras y yo sigo esperando tus promesas rotas, olvidadas en el tiempo y todavía sin cumplir.


La vida nunca fue justa, tampoco debería de ser lo ahora.

3 comentarios:

OjosMiel. dijo...

Yo siempre tuve la sensación de que tras todo lo bueno debía venir algo malo. Sin embargo creo que hay algo de esperanza en la tristeza. Incluso en la más profunda oscuridad se ve luz.

Laura dijo...

las promesas enamoradas nunca se cumplen, son como los deseos a las estrellas fugaces...
y aun asi nos las creemos

Mrs. Brightside dijo...

Yo no creo en esas promesas, yo no las prometo, a mi me gusta dar el contenido de esa promesa sin previo aviso.
Un beso.