jueves, 16 de octubre de 2008

La luna, las estrellas, el sol, el amanecer, los colores, el rojo, la pasión, las caricias, las cosquillas, el amor, los abrazos. Los secretos, las mentiras, el olvido, la tristeza, las lágrimas, la decepción, el negro. El azul cielo del invierno, el perdón, el arrepentimiento, el viento revolviendo nuestro pelo, los tornados, las gotas de agua en mis mejillas, las inundaciones, los rayos, las tormentas, el miedo. El lila, las caricias, el calor de la estufa sobre tu cuerpo, la nieve, el blanco, las nubes. Los paisajes de montaña en un cuadro, la pintura, el agua, la playa, el poniente arrancando la arena con susurros, los peces, el naranja, las vacaciones, los viajes, el mundo. Las hojas sin vida en el césped del jardín, el marrón, la lectura, las letras, las películas, las primeras historias sin titulo, las canciones, las noches largas sin estrellas, el universo, los animales, la vida, tu, nosotros.

martes, 14 de octubre de 2008

Los amaneceres fueron nuestra cueva cuando cayó la noche

Lluéveme con rayos, atácame con nubes, y si quieres vísteme con nieve blanca. El sol consigue desnudarme las entrañas en primavera pero la niebla nunca enfría nuestro aliento. Los amaneceres fueron nuestra cueva cuando cayó la noche; pero esta noche, mis estrellas bajaran para observarte si me extrañas. Mi locura no encontrará ráfaga de viento capaz de navegarla entre tus mares de sueño bajo la luna y hasta ahora, tus susurros sonaron demasiado lejos.

Las gotas de la noche han desbordado su caudal, fluyen dentro mío, nuestro, de los dos.

lunes, 13 de octubre de 2008

Ya no espero más palabras con remitentes de amor

Las palabras se atropellan torpemente entre mis labios, a raso, casi al suelo. Tus ojos, color de lluvia, color de vida, acarician dulcemente mis versos sin reparar en cada sílaba. Esta vez no hablaban de tierras encantadas, ni de todo nuestro amor corriendo en un mismo círculo donde todo eran mentiras tras traiciones y excusas que con lagunas en el tiempo nos habían hecho felices. Ahora las tierras encantadas han sido conquistadas por el viento, cosidas a mi alma con remitente desconocido y han dejado una gran herida que supura cada oleaje de madrugada por mi estúpida forma de no haber podido ver tus engaños. Pero ya te olvidé. Ya no eres el polvo que el oriente me traía repleto de lágrimas entre tiempo y tiempo. Ya no vienes con una ráfaga de lamentos y decepciones. Y YA NO VOY SUPLICANDO QUE ME AMES POR QUE SÉ QUE NUNCA SUPISTE HACERLO.