lunes, 29 de septiembre de 2008

Me necesitabas, y yo a ti

-¿Por qué te enamoraste de mi?
- Me encantaba tu sonrisa a las ocho de la noche, sabía que eras diferente, no eras como los demás y se notaba en tu mirada. Eras una persona oculta que siempre probaba a enmascarar sus propios sentimientos. Sabía que necesitabas a alguien y que ese alguien tenía que ser yo.
- Pagaste un precio muy alto.
- Sí, pero te tengo a ti que eres lo más valioso del mundo y si tuviese que volver a pagar ese precio, lo haría sin pensarlo.

martes, 23 de septiembre de 2008


El viento me arranca con un suspiro tus besos. Reviento. Te toco, te encuentro, te grito a pulmón todos los te quieros guardados bajo la mordaza de algodón de tantos años sin abrir por miedo. Se apartan las palabras, se esfuman, se paran y solo corre el sonido de nuestros labios entrechocando, nuestras pupilas dibujando versos con sabor a fresa caliente y tus brazos rodeándome tan fuerte que el amor me impide respirar bajo tu cuerpo. Mi olor a vainilla endulza tu piel arrastrando todo lo que toca; ahora caminan tus dedos sobre mi ombligo destapado por sudores.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Estremecer en cada gemido de sus labios, caer en el letargo que sus llemas dibujan en mi piel ardiente de deseo. Escalar por su cabello y sentir que sus ojos desaparecen de estas sabanas que atan su cuerpo contra el mio entrechocando, como dos almas de fuego a punto de estallar, a punto de conseguir que se pare el tiempo y la noche nos funda por completo junto a los sentimientos; en el tictac de cada caricia congelada por su aliento.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Hoy el nudo en la garganta me revuelve y las mariposas han volado al corazón. Resquebrajando las paredes pasa el tiempo y mis días con los sentimientos fríos de cada mañana helada. Todavía soy una niña con sueños de cartón y esperanzas de hierro, cuento el viento en cucharas de hojalata y beso el suelo si me dicen que me aman.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Las ciudades no pueden destruirse, solo construir nuevos edificios

- Sabes que nunca por más que quieras podrás destruir todos los edificios que has creado en mí. Ya dominas mi mundo y tienes en tus manos mil países de mi corazón.
- ¿Y si cae un meteorito? ¿y si la tierra algún día busca otra forma de mantenerse en equilibrio? algún día el destino, la vida, destruirá todas esas ciudades.
- Es imposible, las ciudades de mi corazón no pueden destruirse, solo construir nuevos edificios. Tu eres mi sol, tus ojos son las nubes que nieblan mi pensamiento y poco a poco tus manos van destruyendo mi capa de ozono y adentrándote más en mi mundo. Mis ríos nunca se secaran por que siempre lloverá por nosotros y esta vez no usaré paraguas.

jueves, 11 de septiembre de 2008

El caminante entre horas y noches de alcohol

La marea sube pero él siempre permanece sujeto a la area, ni el viento mece sus cabellos en la noche, ni pestañea un segundo cuando el levante se muestra presente por la playa serena, vacía, sola. Las olas recorren su cuerpo cuando la marea sube, sus tobillos se hielan, su piel se congela lentamente entre las gaviotas de invierno que revolotean por encima de sus ojos. Él espera, como siempre, paciente y lleno de sueños por cumplir.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Ahora me gusta leer tu corazón y probar suerte entre los las lineas que describen tus pupilas


- Y... ¿qué estás haciendo ahora? ¿no lees ningún libro?

- Ahora me gusta leer corazones, pero sobretodo, leerte. Leer tus ojos, la mejor historia de literatura jamás escrita, de terror, de aventura, de ficción, de arrepentimiento, pero sobretodo, de esperanzas. Creo que no podría disfrutar más con un libro que con el de tu vida, con el que escriben tus ojos para mí.
- No sabía que mis ojos te contaran tantas cosas. ¿Es cierto que yo no hablo tanto como ellos?
- Es cierto que lo que ellos expresan tu nunca lo podrás hacer con tus labios.
- Seguro que ellos nunca te han dicho que te quiero, que no vivo sin ti, que me siento vacío y frío cada noche que la distancia pasa entre nosotros.
- Lo hacen siempre que nuestros labios piden silencio y mis manos buscan cobijo entre las llamas de tu piel.


[La noche se comió nuestros miedos y las sábanas aullaron gritos punzantes, como alfileres en mi cuerpo]

Un viaje a Italia

Jueves 21 de agosto de 2008

Son las 6 de la mañana y estamos en el aeropuerto de Sevilla con las maletas ya facturadas. Falta una hora para coger el avión
hacia Roma, Italia y decidimos ir a la cafetería para no salir con el estómago vacío. Nos montamos en el avión a las 7:30 pero por problemas de la tripulación salimos con una hora de retraso. Estábamos muy nerviosos cuando despegó (por el avión estrellado horas antes en Madrid) y las dos horas y media se nos hicieron increíblemente largas incluso dando cabezadas. Llegamos sanos y salvos al aeropuerto de Roma a las 11:05 y echamos otra hora y media para la recogida de las maletas y, por fin, salimos a que nos recogiera el chico tan simpático de Elcorteinglés. A las 14:10 pisamos el hotel Domus Romana y diez minutos más tarde la habitación para dejar las maletas y bolsos (después de recoger las tarjetas de las habitaciones y pedir dos o tres mapas). Estábamos sedientos, hambrientos y con la vejiga practicamente en un estado de socorro. Volvimos a preguntar al recepcionista, esta vez por un sitio para comer que no estuviera a muchos metros y nos indicó un restaurante/bar llamado Doveralú a unos cinco minutos del hotel donde los precios eran muy baratos y la comida exquisita (uno de los mejores sitios donde comimos). Mi hermano y yo optamos por una pizza de peperonni casera, mi padre una lasaña y mi madre espaguetis con gambas, pedimos un "pequeño" postre (no tenía NADA de pequeño) mi hermano unas creps de nutella, yo un geletto de frabole (helado de fresa) y mi madre un capuchino bien cargado. Volvimos a caminar dirección al hotel y deshicimos las maletas sobre las 16:00 de la tarde. A las 17:30 fuimos a la iglesia Santa María la Mayor y luego entramos en una pequeña tienda para comprar yogurs y algunas bebidas. Sobre las 19:35 llegó el conductor que habíamos contratado para que nos llevara a dar una vuelta en los típicos autobúses turísticos con dos plantas para ver la ciudad y nos contaran su historia hasta las 22:15. Sobre las 22:35 llegamos al hotel y comimos unos bocadillos que traíamos medio hechos de España.


Viernes 22 de agosto de 2008

Hoy nos despertamos a las 6 de la mañana para ducharnos y sobre las 7 fuimos a desayunar. Al terminar fuimos a recepción y esperamos que nos llevaran con los demás autobuses para ir a ver el Vaticano. Vimos las galerías de arte y luego al final llegamos a la capilla sixtina donde no nos dejaron hacer fotos, grabar, ni siquiera hablar (aunque todo el mundo lo hacía). Salimos a la plaza del Vaticano después de que los chinos nos dejaran pasar y nos perdimos buscando el autobús. Encontramos a nuestra guía con la bandera del lacito azul y la seguimos hasta el autocar. A las 13:30 nos dejaron en el restaurante italiano donde tenían menú propio y no pudimos elegir nada. Pasta con queso, tomate y carne picada de primero, patatas asadas y filete de segundo, de postre fruta en un cuenco con zumo de fresa ácido. Llegamos andando a una cafetería sobre las 14:15 y al tiempo nos recogió el autobús y nos llevó al casco histórico para ver unas vistas panorámicas del foro romano. Más tarde llegamos al coliseo y le dimos casi toda la vuelta (sin entrar). Sobre las 17:15 nos llevaron a la Basilical de San Pablo extramuro y a continuación al hotel. Nos duchamos de nuevo y fuimos a cenar en Doveralú, mi hermano y yo una hamburguesa con patatas y mis padres pizza. Sobre las 21:05 intentamos llegar con el mapa a la Fontana de Trevi (lo conseguimos en 15 minutos). Tiramos la típica moneda, hicimos fotos, vimos algunas tiendas y regresamos al hotel.


Sábado 23 de agosto de 2008

Hoy nos despertamos a las 8 de la mañana para bajar a desayunar algo más tarde. Fuimos a las 10:30 en autobús al puente de San Angelo y luego al castillo de San Angelo (tenía unas vistas panorámicas preciosas). Sobre las 12 llegamos al Vaticano de nuevo y guardamos 40 minutos cola para entrar en la cúpula. Subimos desde el ascensor algunos escalones pero nos quedaban 320 más a pie. La cúpula estaba totalmente llena, ni siquiera pudimos dar la vuelta entera, no se podía caminar con tantas personas. Conseguimos bajar a las 14:35 y fuimos a buscar el autobús 64 (había más de 1000 lineas). Comimos en Doveralú como casi todos los días anteriores, mi padre lingüini con gambas y mi madre macarrones a la carbonara, mi hermano y yo pizza de jamón, de postre mi hermano creps de nutella, mi madre capuchino y mi padre un helado. Eran las 16:30 y llegamos al hotel para descansar una hora y media. Después de este tiempo estabamos camino de la estación donde nos dimos cuenta que el centro comercial que habíamos visto horas antes no era más que aquello. Nos orientamos un poco y fuimos de nuevo al hotel. Paramos en una tienda de turistas y compramos varias cosas. Dejamos los bolsos y las cosas compradas y nos dirigimos por última vez a la Fontana de Trevi. En la misma calle donde pasamos para ir compramos fruta en un pequeño mercado y sobre las 21:10 llegamos al hotel; cenamos bocadillos de pan bimbo y la fruta recién comprada, hicimos la maleta y a las 22:15 nos acostamos.


Domingo 24 de agosto de 2008

Nos despertamos en Domus Romana a las 7:30 de la mañana, desayunamos, preparamos las últimas cosas antes de irnos y a las 9:30 estábamos en la estación de tren esperando la llegada del tren que iba para Venecia, dentro de una hora. Nos bajamos en la primera parada, Florencia. En cuanto llegamos buscamos una oficina de turismo para pedir un mapa y preguntar donde estaba nuestro hotel. Objetivo conseguido, teníamos mapa y íbamos camino del hotel Pitti Palazze, todo iba bien hasta después de andar quince minutos, nos encontrábamos en la plaza Giovanni y ni siquiera la veíamos en el mapa. Por suerte, nos volvieron ha indicar y esta vez bien, llegamos después de 30 minutos al hotel. Nos duchamos, deshicímos la maleta y fuimos a comer a un restaurante con vistas al río llamado Olden View. Mi padre, mi hermano y yo comimos pizza fiorentina y mi madre arroz con verduras (allí decían que era pasta). De postre comí un pastelito de fresa que estaba delicioso y mi madre otro capuchino bien cargado (para no perder la costumbre). Más tarde fuimos a la Cattedrale di Santa María del Fiore, a la Basilical di San Lorenzo, al Palazo Medici Ricardi, al Piazza della Segnoria y al Palazzo Pitti (solo entramo en el Palazo de Medici Ricardi). Ya eran las 20:10 y decidimos ir a comer a un Self Service (no recomendaré nunca a nadie que vaya) donde nos costó 47 euros la comida precocinada, dura y asquerosa. Más tarde fuimos al hotel para descansar y planear para el próximo día.


Lunes 25 de agosto de 2008

Nos despertamos a las siete, nos duchamos y a las 9:15 entramos en el buffe, planta 6. Unas vistas preciosas desde la terraza, se veía toda toda Florencia y más. Más tarde llegamos a la catedral de Santa María y guardamos cola para entrar en la cúpula, luego al duomo y seguidamente a la casa de los Medicis. Sobre las 14:30 fuimos a comer al Celestino y a las 16:15 me llevaron al ciber, donde nos costó una hora 3.20 euros. Al terminar mi hora internauta llegué al hotel y nos fuimos a Zara para comparar precios con España. Luego llegamos al Palacio de Pitti, de nuevo no pudimos entrar (por lo visto la mayoría de cosas las cerraban el lunes y domingo). Paseamos por el río y subimos al mirador de belbedere y a continuación andamos dos puentes más, empezó a anochecer, me quedé sin pilas y volvimos al hotel sobre las 19:20. Cenamos bocadillos traídos de casa y nos fuimos a dormir.


Martes 26 de agosto de 2008

Nos pusimos en pié a eso de las siete, a las ocho estábamos desayunando de nuevo en la planta 6, en el mismo lugar de la bella terraza. En cuanto terminamos cogimos las maletas y nos dirigimos dirección la estación, para montarnos en el tren de las 10:30 destino Venecia. Los vagones esta vez eran diferentes, nos los repartimos rápidamente y en tres largas horas llegó la bajada a Venecia. Nos dimos cuenta que teníamos que cruzar el canal para llegar a San Marcos, llamamos al hotel para que nos indicara y subimos a nuestro primer vaporeto, el numero 1. Hice de guía como en todas las ciudades anteriores de Italia, al llegar al burguer doblamos a la izquierda y en la calle recta encontramos el hotel Bonvecchiati, todo un lujo. El señor botones nos subió las maletas y ¡qué sorpresa! los cuartos estaban conectados, por fin una estancia como queríamos. Mi hermano y yo elegimos la habitación y despues de haber dejado las cosas fuimos al burgur de la esquina a comer. Había pizzas pero la verdad es que no estaban demasiado buenas, la hamburguesa como siempre, me encantó. Al terminas caminamos hacia el hotel de nuevo, deshicimos las maletas y sobre las 17:05 callejeamos hacia la plaza San Marcos para ver la catedral por fuera (estaba a unos 5 minutos del hotel). Después de dar mil vueltas por Venecia encontramos la iglesia que buscabamos, San Giovanni. Preciosa, la mejor que había visto en Italia hasta ahora. Intentamos llegar hacia el hotel pero acabamos perdidos por los canales y decidimos cenar en un restaurante casi por desesperación, para tranquilizarnos y preguntar a alguien de confianza. Habíamos ido en dirección contraria y estábamos casi en la otra punta de la isla. Llegamos al teatro la Fenice ya algo cansados y con miedo porque era de noche y preguntamos a una pareja de extranjeros que nos mandó más o menos por donde veníamos. Más tarde, al dudar entre dos calles volvimos a preguntar a unos ingleses y al final, sobre las diez de la noche llegamos a la esquina del burguer.


Miércoles 27 de agosto de 2008

Hoy era (por desgracia) el último día en Venecia, Italia. Me desperté a las 7 e intenté no hacer ruido duchándome. Mis padres y mi hermano se despertaron sobre las 8 y a las 9 fuimos a desayunar en el buffe del hotel. Todo buenísimo, bacon, salchichas, tortilla, tés, cafés, zumos, frutas, tostadas, mermeladas, medias lunas ¡de todo! Sobre las 10 fuimos de nuevo a la catedral, esta vez ya para intentar entrar (no nos gustó nada, por el modo que nos trataron y por lo sucia que estaba habiendo que pagar en dos partes de ella). Decidimos coger un vaporeto para llegar a la isla que estaba delante, San Giorgio de Magglori, muy hermosa. Volvimos a coger el vaporeto para que nos diera una vuelta por Venecia. Al terminar llegamos cerca del hotel donde había muchísimos gondoleros y escogimos el trayecto más corto (80 euros la media hora, el trayecto más corto). Más tarde callejeamos hacia San Marcos, a un pequeño bar donde nos cobraron 16 euros dos cocacolas. Sobre las 15:35 llegamos al hotel y llamé a recepción para que nos ayudaran a montar internet en el cuarto, al final terminé haciéndolo yo sola porque no nos entendíamos con el chico italiano. Después de viajar por internet un rato bajamos a comprar regalos por San Marcos y a las 21:10 cenamos en el restaurante del hotel.


Jueves 28 de agosto de 2008


Hoy nos vamos a España. Son las seis y media de la mañana y mi padre nos endiende la luz para despertarnos, a los quince minutos siguientes bajamos para desayunar a las siete. Quince minutos más tarde, medio ahogados, nos dirigimos a San Marcos, la zona de los taxis aquáticos donde tenemos que esperar a que nos lleven al aeropuerto. Nos montamos con una pareja que casualmente residía en Jerez, cogía nuestro vuelo y además mi madre conocía a la chica. Fuimos juntos a embarcar las maletas y nos separamos en los asientos del avión. Se retrasó 20 minutos y llegamos sobre la una al aeropuerto. Recogimos las maletas en diez minutos y fuimos a por el coche que estaba en el parquing (110 euros por 7 días). Sobre las dos pisamos las tierras Jerezanas, cansados y todavía con el desayuno en la garganta.